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Jeremías 23:9–40

9 En cuanto a los profetas:

Quebrantado está mi corazón dentro de mí,

Tiemblan todos mis huesosa;

Estoy como un ebrio,

Como un hombre a quien domina el vino,

Por causa del Señor

Y por causa de Sus santas palabras.

10 Porque la tierra está llena de adúlteros;

Porque a causa de la maldición se ha enlutado la tierraa,

Se han secado los pastos del desiertob.

Pues es mala la carrera de ellos

Y su poderío no es recto.

11 «Porque tanto el profeta como el sacerdote están corrompidosa;

Aun en Mi casa he hallado su maldad», declara el Señor.

12 «Por tanto, su camino será para ellos como sendas resbaladizas;

Serán empujados a las tinieblasa y en ellas caeránb;

Porque traeré sobre ellos calamidad

En el año de su castigoc», declara el Señor.

13 «Además, entre los profetasa de Samaria he visto algo ofensivo:

Profetizaban en nombre de Baal y extraviaban a Mi pueblob Israel.

14 »También entre los profetas de Jerusalén he visto algo horriblea:

Cometían1 adulterio y andaban2 en mentirasb;

Fortalecían las manos de los malhechores,

Sin convertirse ninguno de su maldadc.

Todos ellos son para Mí como Sodoma,

Y sus habitantes como Gomorrad.

15 »Por tanto, así dice el Señor de los ejércitos acerca de los profetas:

“Voy a darles de comer ajenjo

Y hacerles que beban agua envenenadaa,

Porque de los profetas de Jerusalén

Ha salido la corrupción a todo el país”».

16 Así dice el Señor de los ejércitos:

«No escuchen las palabras de los profetas que les profetizana.

Ellos los conducen hacia lo vanob;

Les cuentan1 las visiones de su propia fantasía2c,

No de la boca del Señord.

17 »Dicen de continuo a los que me despreciana:

“El Señor ha dicho: ‘Tendrán pazb’ ”;

Y a todo el que anda en la terquedad de su corazónc

Dicen: “No vendrá calamidad sobre ustedesd”.

18 »Pero ¿quién ha estado en el consejo del Señor,

Y vio y oyó Su palabraa?

¿Quién ha prestado atención a Su1 palabra y la ha escuchadob?

19 »La tempestad del Señor ha salido con furor,

Un torbellino impetuoso

Descargará sobre la cabeza de los impíoas.

20 »No se apartará la ira del Señor

Hasta que haya realizado y llevado a cabo los propósitosa de Su corazónb.

En los postreros días lo entenderánc claramente.

21 »Yo no envié a esos profetas,

Pero ellos corrieron;

No les hablé,

Mas ellos profetizarona.

22 »Pero si ellos hubieran estado en Mi consejo,

Habrían hecho oír Mis palabrasa a Mi pueblo,

Y lo habrían hecho volver de su mal camino

Y de la maldad de sus obrasb.

23 »¿Acaso soy Yo un Dios sólo de cerca», declara el Señor,

«y no un Dios de lejosa?».

24 «¿Podrá alguien esconderse en escondites

De modo que Yo no lo veaa?», declara el Señor.

«¿No lleno Yo los cielos y la tierra?», declara el Señorb.

25 «He oídoa lo que dicen los profetas que profetizan mentira en Mi nombreb, diciendo: “¡He tenido un sueño, he tenido un sueñoc!”

26 »¿Hasta cuándo? ¿Qué hay en los corazones de los profetas que profetizan la mentira, de los profetas que proclaman el engañoa de su corazón,

27 que tratan de que Mi pueblo se olvide de Mi nombre con los sueñosa que se cuentan unos a otros, tal como sus padres olvidaron Mi nombre a causa de Baalb?

28 »El profeta que tenga un sueño, que cuente su sueño, pero el que tenga Mi palabra, que hable Mi palabra con fidelidada. ¿Qué tiene que ver la pajab con el grano?», declara el Señor.

29 «¿No es Mi palabra como fuego,” declara el Señora, «y como martillo que despedazab la roca1?».

30 «Por tanto, estoy contra los profetas», declara el Señor, «que se roban Mis palabras el uno al otroa.

31 »Estoy contra los profetas», declara el Señor, «que usan sus lenguas y dicen: “El Señor declara”.

32 »Estoy contra los que profetizan sueños falsosa», declara el Señor, «y los cuentan y hacen errar a Mi pueblo con sus mentirasb y sus presuncionesc, cuando Yo no los envié ni les di órdenesd, ni son de provecho alguno para este pueblo», declara el Señor.

33 «Así que cuando te pregunte este pueblo, o el profetaa, o un sacerdote: “¿Cuál es el oráculo1 (la profecía) del Señor?”, les dirás: “¿Cuál oráculo?”. El Señor declara: “Yo los abandonaréb”.

34 »Y al profeta, al sacerdote o al pueblo que digaa: “Oráculo del Señor”, traeré castigo sobre tal hombre y sobre su casa.

35 »Así dirá cada uno a su prójimo y cada uno a su hermano: “¿Qué ha respondido el Señora? ¿Qué ha hablado el Señor?”.

36 »Y no se acordarán más del oráculo del Señora, porque la palabra de cada uno le será por oráculo, pues han pervertido las palabras del Dios viviente, del Señor de los ejércitos, nuestro Diosb.

37 »Jeremías, así dirás al profeta: “¿Qué te ha respondido el Señor? ¿Qué ha hablado el Señor?”.

38 »Pero si ustedes dicen: “¡Oráculo del Señor!”, entonces así dice el Señor: “Por cuanto han dicho esta palabra: ‘¡Oráculo del Señor!’, habiendo Yo enviado a decirles: ‘No digan: “¡Oráculo del Señor!” ’ ”.

39 »Por tanto, ciertamente me olvidaré de ustedes y los echaré de Mi presencia, junto con la ciudad que les di a ustedes y a sus padresa;

40 y pondré sobre ustedes oprobio eterno y humillación eterna que nunca será olvidadaa»

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