Hechos de los Apóstoles 3:7–11
7 Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; al instante sus pies y tobillos cobraron fuerza,
8 y de un salto se puso en pie y andabaa. Entró al templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios.
9 Todo el pueblo lo vio andar y alabar a Diosa,
10 y reconocieron que era el mismo que se sentaba a la puerta del templo, la Hermosa, a pedir limosnaa, y se llenaron de asombro y admiración por lo que le había sucedido.
11 Estando el que era cojo aferrado a Pedro y a Juana, todo el pueblo, lleno de asombro, corrió al pórtico llamado de Salomónb, donde ellos estaban.