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Hebrews 12:1–17

12 Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecadoa que tan fácilmente nos envuelve, y corramosb con paciencia1c la carrera que tenemos por delante,

2 puestos los ojos en1 Jesús, el autor y consumador2 de la fea, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruzb, despreciando la vergüenzac, y se ha sentado a la diestra del trono de Diosd.

3 Consideren, pues, a Aquel que soportó tal hostilidad de1 los pecadores contra Él mismoa, para que no se cansen ni se desanimen en su corazón2b.

4 Porque todavía, en su lucha contra el pecado, ustedes no han resistidoa hasta el punto de derramar sangre1b.

5 Además, han olvidado la exhortación que como a hijos se les dirige:

«Hijo Mío, no tengas en poco la disciplina del Señor,

Ni te desanimesa al ser reprendido por Élb.

6 »Porque el Señor al que ama, disciplinaa,

Y azota a todo el que recibe por hijob».

7 Es para su corrección1 que sufren. Dios los trata como a hijosa; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline?

8 Pero si están sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces son hijos ilegítimos y no hijos verdaderosa.

9 Además, tuvimos padres terrenales1 para disciplinarnos, y los respetábamosa, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros2 espíritusb, y viviremosc?

10 Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de Su santidada.

11 Al presente ninguna1 disciplina parece ser2 causa de gozo, sino de tristeza3a. Sin embargo, a los que han sido ejercitados4 por medio de5 ella, después les da fruto apacible de justiciab.

12 Por tanto, fortalezcan1 las manos débiles2 y las rodillas que flaqueana,

13 y hagan sendas derechas para sus piesa, para que la pierna coja no se descoyunte, sino que se saneb.

Exhortación a la fidelidad

14 Busquen la paz con todosa, y la santidadb, sin la cual nadie verá al Señorc.

15 Cuídense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Diosa; de que ninguna raíz de amargurab, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminadosc.

16 Que no haya ninguna persona inmorala ni profanab como Esaú, que vendió su primogenitura por una comidac.

17 Porque saben que aun después, cuando quiso heredar la bendición, fue rechazado, pues no halló ocasión para el arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimasa.

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