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2 Timoteo 2:14–25

El buen obrero de Dios

14 Recuérdales esto, encargándolesa solemnemente en la presencia de Dios, que no discutan sobre palabrasb, lo cual para nada aprovecha y lleva a los oyentes a la ruina.

15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobadoa, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdadb.

16 Evita1a las palabrerías vacías y profanasb, porque los dados a ellas, conducirán más y más a la impiedad2,

17 y su palabra1 se extenderá como gangrena2. Entre ellos están Himeneo y Filetoa,

18 que se han desviado de la verdad diciendo que la resurrección ya tuvo lugara, trastornando así la fe de algunosb.

19 No obstante, el sólido fundamento de Dios permanecea firme, teniendo este sellob: «El Señor conoce a los que son Suyosc», y: «Que se aparte de la iniquidad todo aquel que menciona el nombre del Señord».

20 Ahora bien, en una casa grande no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro, y unos para honra y otros para deshonraa.

21 Por tanto, si alguien se limpia de estas cosasa, será un vaso para honra, santificado, útil para el Señor, preparado para toda buena obrab.

22 Huye, pues, de las pasiones juvenilesa y sigue1 la justiciaa, la feb, el amor y la paz, con los que invocan al Señorc con2 un corazón purod.

23 Pero rechaza los razonamientos necios1 e ignorantesa, sabiendo que producen2 rencillas3b.

24 El siervo del Señora no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñarb, sufrido.

25 Debe reprender tiernamente a los que se oponena, por si acaso Dios les da el arrepentimientob que conduce al pleno conocimiento de la verdadc,

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