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1º Reyes 19:4–14

4 y anduvo por el desierto un día de camino, y vino y se sentó bajo un arbusto1; pidió morirsea y dijo: «Basta ya, Señor, toma mi vida porque yo no soy mejor que mis padres».

5 Y acostándose bajo el arbusto, se durmió; pero un ángel lo tocóa y le dijo: «Levántate, come».

6 Entonces vio que en su cabecera había una torta cocida sobre piedras calientes y una vasija de agua. Comió y bebió, y volvió a acostarse.

7 El ángel del Señor volvió por segunda vez, lo tocó y le dijo: «Levántate, come, porque es muy largo el camino para ti».

8 Se levantó, pues, y comió y bebió, y con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta nochesa hasta Horeb, el monte de Diosb.

Elías se encuentra con Dios

9 Allí entró en una cueva y pasó en ella la noche; y vino a él la palabra del Señora, y Él le dijo: «¿Qué haces aquí, Elías?».

10 Y él respondió: «He tenido mucho celo por el Señora, Dios de los ejércitos; porque los israelitas han abandonado Tu pacto, han derribado Tus altares y han matado a espada a Tus profetas. He quedado yo solob y buscan mi vida para quitármelac».

11 Entonces el Señor le dijo: «Sal y ponte en el monte delante del Señora». En ese momento el Señor pasaba, y un grande y poderoso vientob destrozaba los montes y quebraba las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto.

12 Después del terremoto, un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Y después del fuego, el susurro de una brisa apaciblea.

13 Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostroa con su manto, y salió y se puso a la entrada de la cueva. Y una voz vino a él y le preguntó: «¿Qué haces aquí, Elíasb?».

14 Entonces él respondió: «He tenido mucho celo por el Señor, Dios de los ejércitos; porque los israelitas han abandonado Tu pacto, han derribado Tus altares y han matado a espada a Tus profetas. He quedado yo solo y buscan mi vida para quitármelaa».

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