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Salmo 1:1–3

Contraste entre el justo y los impíos

¡Cuán bienaventurado es el hombre que no andaa en el consejo de los impíosb,

ni se detiene en el camino de los pecadoresc,

ni se sienta en la silla de los escarnecedoresd,

2 sino que en la ley del Señor está su deleitea,

y en su ley medita de díab y de nochec!

3 Será como árbol firmemente plantado junto a corrientes1 de aguaa,

que da su fruto a su tiempo,

y su hoja2 no se marchita;

en todo lo que hace, prospera3b.

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