Romans 10:1–8
Hermanos, el deseo de mi corazón y mi oración a Dios por ellos1 es para su salvación.
2 Porque yo testifico a su favor de que tienen celo de Diosa, pero no conforme a un pleno conocimiento.
3 Pues desconociendo la justicia de Dios y procurando establecer la suya propiaa, no se sometieron a la justicia de Diosb.
4 Porque Cristo es el fin1 de la ley para justicia a todo aquel que creea.
¶5 Porque Moisés escribe que el hombre que practica la justicia que es de la ley, vivirá por ellaa.
6 Pero la justicia que es de la fea, dice así: No digas en tu corazón: «¿Quién subirá al cielob?» (esto es, para hacer bajar a Cristo),
7 o «¿Quién descenderá al abismoa?” (esto es, para subir a Cristo de entre los muertosb).
8 Mas, ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazóna, es decir, la palabra de fe que predicamos: